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La mirada ambulante

La mirada ambulante

La mirada ambulante

Alfredo Tobía

15/12/2021     13/02/2022
Persiguiendo un deseo del que probablemente ninguno de los dos era consciente hasta que fue formulado en voz alta, Ariel Rot y Alfredo Tobía hicieron el petate y se embarcaron en una aventura que los llevó a recorrer nuestro país durante tres años con la intención de «escucharlo». Y como no hay viaje que se precie sin su correspondiente cuaderno de bitácora, Tobía fue captando con su cámara a los personajes con los que compartieron momentos extraordinarios, músicos de diferentes géneros, vinculados a sus lugares de origen, que configuran el panorama sonoro  y emocional de nuestra geografía: Tarque en la playa de Bolnuevo, Kiko Veneno en los arrozales de Coria del Río, El Drogas en Puente la Reina, Christina Rosenvinge en la Real Fábrica de Telares de Madrid, Anni B Sweet en La Alhambra, Love Of Lesbian en el Circo Raluy Legacy, Fito Cabrales bajo la grúa Carola en Bilbao… Y así, kilómetro a kilómetro, canción a canción, disparo a disparo, fue fraguándose La mirada ambulante, la prueba palpable de que «un viaje se vive tres veces: cuando lo soñamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos». 

Era una época de tribulaciones y al estilo de Maqroll el Gaviero, el personaje de Álvaro Mutis, erraba por la calle del Desengaño en busca de un desenlace incierto, sagrado y desconocido. Me detuve frente a una valla de obra a mirar los carteles de los próximos conciertos en la ciudad. Era una valla oxidada y abollada por el tiempo como los pasos inseguros que me guiaban. Allí se desplegaban las ofertas de Kiko Veneno, Anni B Sweet, Love of Lesbian, Amaral, Tarque o Christina Rosenvinge, tapándose unos a otros, ofreciendo un desconcierto de oportunidades. Apenas visible estaba la fotografía que Ouka Leele hizo de un tipo a punto de volarse los sesos para el primer disco de Los Ilegales. En el suelo estaban los restos de un cartel de Tequila. La cara de Rot, desgarrada por los acordes de su guitarra, entonaba los cantos de la tripulación. En el bar del Pez, el tugurio regentado por el Lobo Reboredo y frecuentado por poetas malditos, la bohemia y tipos de versos libres, habíamos fabulado con la idea de embarcarnos en un viaje sin documentos, en una road movie digna de Hunter S. Thompson. Un Sancho Panza necesita de un Quijote, como Thelma necesita de Louis o Butch Cassidy de Sundance Kid.

Hey Ariel, take a walk on the wild side!

Así comenzó una experiencia inolvidable. El rodaje de un largo viaje de rock and roll, de música, de amigos y vasos tan llenos como vacíos recorriendo las raíces de la música española. Siendo consciente de que iba a vivir momentos decisivos, quería aportar mi mirada fotográfica a una sinfonía tan onírica como irrepetible, la de un país para escucharlo. Como en aquellos años dorados setenta en los que viajaban juntas una Leica y una Fender, empezamos a escribir este cuaderno de bitácora con sus acordes y desacuerdos. Durante tres años recorrimos Iberia, sus recónditos paisajes y sus paisanajes musicales. Con Rot como capitán y yo oteando el horizonte desde la gavia, nos colgamos las correas, afinamos las cuerdas, hicimos foco, cuadro y claqueta. Recorrimos autopistas y carreteras secundarias. El barco nos llevó a andenes y aeropuertos, a espacios infinitos donde encontramos poetas y juglares del ritmo y del compás.

Fotografía y música, la acción de la luz, el arte de los sonidos y el silencio. Un viaje se vive tres veces: cuando lo soñamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos.

Alfredo Tobía

Artistas: Alfredo Tobía

La mirada ambulante. Una «road movie» musical Exposición de Alfredo Tobía

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Visitas con banda sonora

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  Todos los sábados y los días de Actual (del 2 al 8 de enero) en horario de tarde
Sala Amós Salvador

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Estado de sitio

Estado de sitio

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29/05/2021     15/08/2021

Resulta muy difícil abstraerse de los tiempos convulsos que vivimos, de una clara crisis de los relatos que se ven atravesados por una pandemia global, unida a la constatación del inminente colapso ecológico, una situación que requiere un viraje radical en pos de un cambio de paradigma.

Las narrativas construidas hasta ahora, herederas de una modernidad caduca y marcadas por el “realismo capitalista” del que hablaba Mark Fisher, nos sitúan en un nuevo panorama en el que es posible cuestionar un espacio social que hasta ahora parecía estar blindado a cualquier posible transformación.

Estado de sitio explora la colisión de los relatos en un momento en que los estados de excepción y de alarma nos han colocado en una coyuntura singular donde las artes visuales se revelan como una estrategia idónea para mostrar sus mecanismos de resistencia.Algunos pensadores como Walter Benjamin ya plantearon hace tiempo que estos estados excepcionales son, en realidad, la norma. Por eso resulta tan importante buscar esos otros relatos escamoteados, ocultos, invisibles, aquellas “narraciones otras” que se deben encargar de construir los discursos diferenciales de la historia.

Partiendo de estas premisas hemos seleccionado a este grupo de artistas, con el fin de que realicen proyectos específicos para buscar esas narrativas divergentes, para analizar y mostrar esas otras historias, esas diferentes formas de construir relatos, de abordar la representación y, en definitiva, de habitar el conflicto desde el arte.

Para comenzar, el espectador se encuentra con el zócalo de la sala rayado con tinta a lo largo de todo su perímetro. La obra de Maider López (Zócalo) está en línea con las intervenciones espaciales que caracterizan a la artista y que juegan con el propio recinto expositivo. En este caso ha sido desarrollada a modo de acción colectiva, donde los participantes, a través de posturas incómodas, miden el lugar a partir de las magnitudes de esfuerzo, tiempo, trabajo y de los bolígrafos que han invertido en dibujar todo ese perímetro.

El tiempo también está presente en la obra de Cristina Lucas, en su caso proponiendo una mirada sobre el devenir de la historia a través de una relectura del materialismo histórico, partiendo de las ruinas fósiles empleadas como carburantes. Para ello construye una estructura en forma de castillo de naipes negros, Jetztzeit Behausung (la morada del tiempo-ahora), realizados con diferentes materiales derivados de recursos fósiles.

Abordar la crisis ecológica como estado de sitio también está en el fondo de las propuestas del artista riojano Julio Sarramián y de Eugenio Ampudia.

En el caso del primero, toma la figura del río Ebro como eje de la vertebración territorial, ecológica y urbana, y como agente capaz de generar construcciones culturales y paisajísticas (La riada. Topografía del cambio). El centro de la instalación lo conforma un enorme álamo cuya inclinación y sus ramas quebradizas entrelazadas indican la dirección y fuerza de la corriente del agua tras una gran riada. Junto a este, se muestra un mapa topográfico del valle del Ebro con los cambios en el territorio derivados de la erosión fluvial, con fotografías superpuestas que manifiestan el impacto de la contaminación producida por los residuos plásticos.

Eugenio Ampudia, por su parte, busca la evidencia de la crisis climática en los cambios que han experimentado los viñedos en sus técnicas de producción, con una instalación inmersiva que recrea una lluvia de vino. En Lluvia interior (vino), las gotas parecen caer sobre el espectador, como una ficción basada en hechos reales, en un espacio que se antoja tan asfixiante como lúdico, y que nos sirve para hablar de ese estado de sitio al que estamos sometiendo al planeta por el calentamiento global.

Paula Rubio Infante y Núria Güell sitúan el sistema carcelario como punto de inicio de sus creaciones. La primera formaliza una gran instalación (Solo yo) a partir de una fotografía realizada por la autora durante una visita a la cárcel de Carabanchel. Para la escultura se ha fabricado una reproducción exacta de una estructura de contención de los pasillos de la prisión, a escala real 1:1, a la que se le ha añadido una pieza de polipiel negra que «espera» al espectador al otro lado de la estructura de seguridad.

En el caso de la obra de Núria Güell (941212144), una línea telefónica activa comunica dos instituciones en principio bastante dispares: la penitenciaría y el espacio expositivo. Para ello, la artista ha instalado un teléfono gratuito cuyo número ha sido facilitado a cientos de reclusos repartidos por toda la geografía del Estado español para que, si lo desean, puedan llamar y comunicarse con los visitantes de la exposición. Estos deberán decidir si atienden o no sus llamadas.

Una enorme cortina suspendida del techo corta el espacio, reproduciendo a gran formato el retrato del rey emérito Juan Carlos I, realizado por el diseñador español José María Cruz Novillo para los billetes de cinco mil pesetas. Con ella (Welcome) Carlos Aires deja abierta la lectura, aludiendo por un lado a cuestiones más metafóricas como el traspaso inocuo de una época a otra, y por otro, a la superación de los iconos que representan a la historia, la demolición o el vaciado de contenido de aquellas imágenes/monumento que han tratado de fijar narraciones y relatos emanados desde el poder.

En una línea similar de desactivación de los relatos oficiales se encuentra la propuesta de Alán Carrasco, para la cual se apropia de la estética de los tradicionales almanaques que forman parte del imaginario de nuestra memoria colectiva. Bajo el título En ese claroscuro, nos invita a repensar y cuestionar el relato hegemónico, mostrando en una contundente instalación lineal los días de la Transición que han sido invisibilizados: todas y cada una de las jornadas en las que hubo violencia mortal promovida por el propio Estado.

Todo ello para dar forma a esta singular metáfora de un estado de sitio que ya estaba aquí. Tal vez la diferencia radica en que ahora, por primera vez y a la fuerza, nos hemos atrevido a mirarlo de frente.

Artistas:
Alán Carrasco
Carlos Aires
Cristina Lucas
Eugenio Ampudia
Julio Sarramián Bernal
Maider López
Núria Güell
Paula Rubio Infante

Comisarios:
Blanca de la Torre
Fernando Gómez de la Cuesta

Producción:
Sala Amós Salvador
Cultural Rioja
Greenize Projects

Colaboradores:
Green Elephant
NewArtFoundation
Kriskadecor
Amadeu Casella
TOKATA
Colectivo Anticarcelario Rossinyol
Colectivo Anticarcelario Fuig
Bachillerato Artístico IES Batalla de Clavijo
ESDIR
Universidad Popular de Logroño
La Fábrica
Círculo de Bellas Artes

Estado de sitio Alán Carrasco, Carlos Aires, Cristina Lucas, Eugenio Ampudia, Julio Sarramián Bernal, Maider López, Núria Güell, Paula Rubio Infante 

Comisariado de la exposición Blanca de la Torre y Fernando Gómez de la Cuesta

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Carlos Saura Fotógrafo

Carlos Saura Fotógrafo

Carlos Saura Fotógrafo

Una vida tras la cámara

11/03/2021     16/05/2021

A modo de hombre del Renacimiento, Carlos Saura ha practicado toda su actividad artística en un mismo plano, sin separar nunca unas facetas de otras. Su mundo creativo comprende diversas disciplinas que, si bien se concentran en el cine como aglutinador de relatos construidos por imágenes y sonido, nunca ha dejado de ejercer con total fruición y dedicación.

A la imagen en movimiento accedió desde la fotografía, desde el análisis de formas con que esta disciplina se enfrentó a la modernidad gráfica en busca de estilo y sintaxis propios, y ya en sus comienzos destacó junto a los mejores. Fue en los años cuarenta del pasado siglo cuando una cámara fotográfica le permitió explorar su mundo, el familiar y el paisaje mesetario de su Cuenca de referencia. Desde entonces, no se ha separado de un artilugio que le permite construir imágenes en forma de diario íntimo de toda su actividad afectiva y creadora. Nacido en una familia de múltiples lazos con la pintura y la música, Carlos se asemeja en su quehacer cotidiano a una esponja incansable y feliz, aglutinadora de técnicas diversas.

En torno a su primera pasión, la fotografía, Carlos Saura ha construido un universo ecléctico en el que caben todas sus vivencias, desde el relato de pobreza y frío de la España autárquica hasta su pasión final por las fotografías coloreadas e intervenidas por su mano; desde las imágenes constructoras de escenografías, ensayos y análisis estéticos de su filmografía hasta todo lo que ha poblado sus afectos, su vida más íntima, su familia. Es tal la variedad de caminos explorados que debemos rendirnos ante lo inclasificable de su obra fotográfica y, al mismo tiempo, reconocer que cualquier cliché le haría un traje demasiado estrecho a este creador. Su producción funciona más bien como un diario personal que jalona los acontecimientos de su vida sin distinción, ya sean afectivos o profesionales. Es como si este artista confiara a la imagen toda su capacidad expresiva para cualquier uso, para cualquier técnica o formato, para cualquier forma de comunicación humana.

Para desarrollar un discurso gráficamente coherente con la variedad de su producción, esta exposición traza un recorrido paralelo a su vida, que pretende simultanear pasiones y realidades bajo la guía de su propia mirada.

Chema Conesa

Artista:
Carlos Saura

Comisario:
Chema Conesa

Colaboradores:
Cultural Rioja
La Fábrica
Círculo de Bellas Artes

Carlos Saura fotógrafo. Una vida tras la cámara  Inauguración con Chema Conesa

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