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Toda devoción causa ira

Liza Ambrossio

14/09/2023     19/11/2023

El relato visual de Liza Ambrossio (Ciudad de México, 1993) arranca en la adolescencia con la huida de su casa familiar y el infantil, perverso y a su vez instintivo deseo de supervivencia al invocar la muerte de sus progenitores antes que permitir el feminicidio o la desaparición de ella misma en un país, una educación y una cultura profundamente conservadora, religiosa, elitista, desestructurada y machista.

Su violento exilio dispara una investigación sobre la supervivencia, la locura propia y ajena, la libertad, la responsabilidad y la muerte, invitándonos a un viaje —mental y real—, a través de sus diferentes series.

El camino recorrido por la artista genera historias entrelazadas que rompen la cotidianidad banal y frívola para poner el foco en cuestiones inconfesables, en acciones surrealistas, en extremos actos de deseo, de justicia simbólica o en fetichismos macabros. La normalidad transmuta en imágenes monstruosas, fantasmales, mágicas o malditas, catalizadoras de nuestra intriga. Toda imagen para Ambrossio se convierte así en señuelo y delirio.

LA IRA DE LA DEVOCIÓN

El primer trabajo de Liza Ambrossio genera una alternativa de vida a partir de un diario visual. En él se muestran desde las cicatrices provocadas por el cambio de rumbo vital, iniciado al abandonar el nido familiar, hasta los diferentes caminos elegidos y por elegir, muchas veces marcados por un instinto animal primitivo. Hay cenizas del pasado, pero también visiones de ensoñaciones o futuros. Y también hay una presencia constante e indefinida en la obra, como un fantasma que le acompaña en las sombras, en el que fija su mirada de vez en cuando, y que confunde a menudo con el reflejo de su propio rostro.

NARANJA DE SANGRE

Todo comienza con una imagen mental: una naranja que sangra. Es el punto de partida de una investigación acerca del terror individual y la hipótesis de sufrir un trastorno psicológico hereditario, que se manifestaría en sueños y en síntomas o enfermedades aparentemente inexplicables. Un peso consanguíneo que la artista Liza Ambrossio carga a pesar de huir del pasado.

LA ETAPA BRUJA

Su tercera gran serie profundiza en la terrible violencia contra las mujeres que dejan titulares comunes en distintas partes del mundo sobre desapariciones y asesinatos. A partir de la investigación de una tradición familiar —las mujeres de su estirpe han practicado brujería desde hace varias generaciones—, Liza Ambrossio propone una magia ampliada y compartida como posible defensa universal contra el machismo. La misoginia es combatida en su trabajo a través de la representación de mujeres como seres inmortales e inmorales, con poderes sobrenaturales.

TRAICIONES NO AGUANTO, PARA BUENOS LOS SANTOS

El sincretismo de religiones entre España y Latinoamérica está muy presente en la obra de Liza Ambrossio, por lo que la presente muestra en la Sala Amós Salvador, cuyo primer uso histórico fue el de Convento de la Merced (primer cuarto del siglo XIV), confiere un añadido especial a su trabajo. Además, a escasos metros de este lugar una placa recuerda la última “quema de brujas” llevada a cabo por la Inquisición en noviembre de 1610. El trabajo desarrollado por Liza Ambrossio en una residencia de más de un mes en Logroño conecta la historia, la tierra, la sangre y el vino con la memoria, la pérdida y el duelo.

TEXTO COMISARIO

En los últimos años, el trabajo artístico de Liza Ambrossio ha apuntalado varias reivindicaciones merecidas, ganadas por derecho. Tal vez la más contundente sea el reclamar una obra salida de las entrañas, que de hecho habría sido el ejemplo perfecto en la Antigüedad para referirse a la bilis negra, uno de los cuatro humores líquidos defendidos desde Hipócrates hasta el siglo XIX. El resultado es un mundo inquietante construido a partir de imágenes aparentemente cercanas, pero que tienen siempre rasgos perturbadores. Casi parecen imágenes visuales de escenas de relatos de Poe o Lovecraft, aunque desde una visión contemporánea más cercana a la literatura de terror psicológico de Mariana Enríquez. Como sus libros, algunas fotografías de Liza Ambrossio también dan ganas de meterlas en el congelador, como método absurdo de defensa ante lo que acabas de leer o ver.

Otra reclamación es el modo de entender la fotografía. Por un lado, hay una defensa a ultranza de La ira de la devoción y de Naranja de sangre como fotolibros, es decir, como obras de arte en sí mismas. Obras originales que se pueden tocar y oler además de observar, que pueden ser disfrutadas más allá de las salas de un museo o galería, puesto que las puedes meter en tu casa, en tu vida cotidiana. Pero por otra parte, Liza Ambrossio defiende una forma de trabajar con la fotografía de una manera distinta y libre, con fotos propias y ajenas, originales y modificadas, distorsionadas, recortadas, invertidas o duplicadas. Cuando salta a un formato expositivo se multiplican estas posibilidades, las fotografías se convierten en esculturas y ganan tridimensionalidad, y el punto de vista ya no es lineal, como en los libros, con la lectura marcada por el paso de las hojas. En la sala, el espectador debe moverse entre las obras, tirar líneas diagonales de miradas, jugar con los espejos y verse reflejado en ellos, para que no se olvide que forma parte del proyecto, que hay que mirar hacia afuera y hacia adentro para entender la obra de Liza.

Finalmente, una última reivindicación: la capacidad de la artista de generar una alternativa de vida a partir de un diario visual. En estos proyectos se muestran desde las cicatrices provocadas por el cambio de rumbo vital, iniciado al abandonar el nido familiar, hasta los diferentes caminos tomados y por tomar por ella, muchas veces marcados por un instinto animal primitivo. Hay cenizas del pasado pero también visiones de ensoñaciones o futuros. Y también hay una presencia constante e indefinida en la obra, como un fantasma que le acompaña en las sombras, en el que fija su mirada de vez en cuando, y que confunde a menudo con el reflejo de su propio rostro. Tras años de vida nómada, como forma de tratar de dejar atrás las distintas cargas emocionales, queda aún en duda si el proceso creativo ha tenido su función catártica sanadora, si la autora ha exorcizado sus demonios o siguen ahí. Creo que el deseo real de Liza es convertirse ella misma en demonio, en completar la metamorfosis a través de su trabajo.
Javier Martín-Jiménez

BIOGRAFÍAS

Liza Ambrossio (Ciudad de México, 1993) desarrolla su trabajo entre España, Francia y México. Su primer libro, “The rage of devotion_La ira de la devoción”, editado por La Fábrica, fue considerado uno de los fotolibros más interesantes del año 2018 por el British Journal of Photography y El País. Su segundo fotolibro, “Blood Orange_Naranja de Sangre”, fue publicado por la casa editorial alemana Kehrer Verlag, y adaptado al formato expositivo en la Casa de América dentro de PHotoEspaña 2021. Gracias a las residencias artísticas en la Casa de Velázquez (Madrid) y en el Musée du quai Branly (París), en breve presentará “The witch stage_La etapa bruja” reunido en su tercer fotolibro.

Javier Martín-Jiménez (Madrid, 1978) Comisario, gestor cultural y docente universitario. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Madrid. Desde enero de 2020 es Comisario Residente del Centro de Cultura Contemporánea Condeduque en Madrid. Igualmente es codirector de Interfaz, Consultora especializada en Cultura y dedicada al asesoramiento de entidades públicas. Miembro del Consejo Asesor del MACBA Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires desde mayo de 2022. De septiembre de 2015 a septiembre de 2019 ha sido Asesor de Arte de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid. Anteriormente fue Fundador y Director de la plataforma independiente de proyectos culturales Hablar en arte, así como Coordinador General de PHotoEspaña, festival internacional de fotografía.

Comisario:
Javir Martín-Jiménez

Produce:
Sala Amós Salvador – Cultural Rioja