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Dalí sueña los caprichos de Goya

Dalí sueña los caprichos de Goya

Carlos Saura Fotógrafo

Una vida tras la cámara

 

11/03/2021     16/05/2021

A modo de hombre del Renacimiento, Carlos Saura ha practicado toda su actividad artística en un mismo plano, sin separar nunca unas facetas de otras. Su mundo creativo comprende diversas disciplinas que, si bien se concentran en el cine como aglutinador de relatos construidos por imágenes y sonido, nunca ha dejado de ejercer con total fruición y dedicación.

A la imagen en movimiento accedió desde la fotografía, desde el análisis de formas con que esta disciplina se enfrentó a la modernidad gráfica en busca de estilo y sintaxis propios, y ya en sus comienzos destacó junto a los mejores. Fue en los años cuarenta del pasado siglo cuando una cámara fotográfica le permitió explorar su mundo, el familiar y el paisaje mesetario de su Cuenca de referencia. Desde entonces, no se ha separado de un artilugio que le permite construir imágenes en forma de diario íntimo de toda su actividad afectiva y creadora. Nacido en una familia de múltiples lazos con la pintura y la música, Carlos se asemeja en su quehacer cotidiano a una esponja incansable y feliz, aglutinadora de técnicas diversas.

En torno a su primera pasión, la fotografía, Carlos Saura ha construido un universo ecléctico en el que caben todas sus vivencias, desde el relato de pobreza y frío de la España autárquica hasta su pasión final por las fotografías coloreadas e intervenidas por su mano; desde las imágenes constructoras de escenografías, ensayos y análisis estéticos de su filmografía hasta todo lo que ha poblado sus afectos, su vida más íntima, su familia. Es tal la variedad de caminos explorados que debemos rendirnos ante lo inclasificable de su obra fotográfica y, al mismo tiempo, reconocer que cualquier cliché le haría un traje demasiado estrecho a este creador. Su producción funciona más bien como un diario personal que jalona los acontecimientos de su vida sin distinción, ya sean afectivos o profesionales. Es como si este artista confiara a la imagen toda su capacidad expresiva para cualquier uso, para cualquier técnica o formato, para cualquier forma de comunicación humana.

Para desarrollar un discurso gráficamente coherente con la variedad de su producción, esta exposición traza un recorrido paralelo a su vida, que pretende simultanear pasiones y realidades bajo la guía de su propia mirada.

Chema Conesa

Artista:
Carlos Saura

Comisario:
Chema Conesa

Colaboradores:
Cultural Rioja
La Fábrica
Círculo de Bellas Artes

Carlos Saura fotógrafo. Una vida tras la cámara  Inauguración con Chema Conesa

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Jesús Rocandio. Naturaleza

Jesús Rocandio. Naturaleza

Naturaleza

Jesús Rocandio

 

08/10/2015     08/12/2015

Hablamos de la Naturaleza, del hecho de la Naturaleza. A partir de ello, la posibilidad de estar en ella, allí, de reconstruirla con la mirada. En cierto modo hay –es una apreciación personal no contrastada con el autor– esa resonancia de un Turner o un Friedrich, incluso de un Goethe o un Nietzsche, ese dejarse succionar por la potencia de un espacio inabarcable, sin duda en un tiempo infinito… y que habrá que acotar para poder hablarlo. La fotografía trata de ello, habla de ello. Nos preguntamos cómo hacerlo, la dificultad de explicar no solo el hecho de semejante presencia, sino ante todo, la nuestra allí –el acontecimiento de señalarla–, cómo construirlo.

Es una Naturaleza sublime, muy diferente de la que es tan solo bella. Sublime por su intensidad, por su exceso, por su exceso de realidad. Incluso brutal, rocas que son brutales, en su presencia, en su existencia, en su textura, en su luz –es tan solo un ejemplo.

Aquella que es tan solo bella parece más fácilmente fotografiable, –en realidad lo es de otra manera–; ponemos el trípode allí, nos convertimos en paisajistas, nuestra cámara mira el mundo, hay un paisaje que está ahí, incluso en la lejanía, necesitamos alejarnos para que los árboles nos dejen ver el bosque. Lo que diferencia a la Naturaleza que es sublime –a la de la mejor tradición en imágenes y palabras–, es la distancia, una distancia insalvable. Del ojo que mira, a la mente que escucha, el más leve susurro, cualquier murmullo, no es posible observarla desde fuera, estamos inmersos: en lo sublime no hay distancia para mirar desde fuera. Quizá, denominemos paisaje interior a nuestra presencia –es una manera de decirlo– para insistir en el hecho de que vamos a hablar de ello, la dificultad de aunar lo visto exterior con lo vivido interior –es nuestra mente en forma de mirada la que construye lo sublime, es una dificultad de la que ya hablaban San Agustín y Petrarca. Finalmente es una negociación, un diálogo, si bien impuesto por nuestra cámara que busca la distancia exacta. Es nuestra cámara, ahí en el medio –somos fotógrafos–, una sofisticada herramienta de precisión que nos va a permitir decirlo, en la mejor manera, con la mejor escritura, la que se apoya sobre los hombros de gigantes que nos precedieron, –diría Newton–, en la mejor tradición –pienso en lo ya citados, entre otros–, para hacer posible una mirada contemporánea.

La dificultad también es estratégica, está la tentación de mirar desde fuera, de la nostalgia del paisaje, del viejo oficio de paisajista –de un cierto paisajista–, quizá un  mundo idealizado, emociones que perturban –dispersan– la mirada, la tentación del maquillaje, del paraíso, de nuestro espíritu artístico –el que no es moderno–, siempre al acecho, que busca su minuto de gloria mediante ruidosos pronunciamientos. De hecho buscaríamos lentes deformantes –lentes que decoran– para que todo ello encaje en la fotografía. Sin embargo, nosotros, fotógrafos que comprenden, buscamos el silencio para constatar –no opinamos, no comentamos– lo que nos envuelve –nosotros siempre allí–; no es un asunto de carácter existencial, sino lingüístico –me disculpo por la palabra–, es un saber, saber utilizar el medio con todos los recursos que nos ofrece la cámara fotográfica –también el privilegio de nuestra tecnología–, silenciosa cuando absorbe los ecos del mundo, cuando corta el espacio, cuando lo fragmenta para decir mejor, siempre en ese total silencio, parecería mutismo, como si no existiese.  

Las fotografías de Jesús Rocandio me miran y me hablan de todo ello, de esa manera de fotografiar, de ese modo de  penetrar en la Naturaleza, de esa atracción fatal. Atención a  ese tríptico, a esos fragmentos, a esos árboles que sí dejan atrapar el bosque. Sí, quizá con música de Schubert.

 

Eduardo Momeñe

Artista:
Jesús Rocandio

Colaboradores:
Cultural Rioja

Guillermo Pérez Villalta. Viajes de Gulliver

Guillermo Pérez Villalta. Viajes de Gulliver

Carlos Saura Fotógrafo

Una vida tras la cámara

 

11/03/2021     16/05/2021

A modo de hombre del Renacimiento, Carlos Saura ha practicado toda su actividad artística en un mismo plano, sin separar nunca unas facetas de otras. Su mundo creativo comprende diversas disciplinas que, si bien se concentran en el cine como aglutinador de relatos construidos por imágenes y sonido, nunca ha dejado de ejercer con total fruición y dedicación.

A la imagen en movimiento accedió desde la fotografía, desde el análisis de formas con que esta disciplina se enfrentó a la modernidad gráfica en busca de estilo y sintaxis propios, y ya en sus comienzos destacó junto a los mejores. Fue en los años cuarenta del pasado siglo cuando una cámara fotográfica le permitió explorar su mundo, el familiar y el paisaje mesetario de su Cuenca de referencia. Desde entonces, no se ha separado de un artilugio que le permite construir imágenes en forma de diario íntimo de toda su actividad afectiva y creadora. Nacido en una familia de múltiples lazos con la pintura y la música, Carlos se asemeja en su quehacer cotidiano a una esponja incansable y feliz, aglutinadora de técnicas diversas.

En torno a su primera pasión, la fotografía, Carlos Saura ha construido un universo ecléctico en el que caben todas sus vivencias, desde el relato de pobreza y frío de la España autárquica hasta su pasión final por las fotografías coloreadas e intervenidas por su mano; desde las imágenes constructoras de escenografías, ensayos y análisis estéticos de su filmografía hasta todo lo que ha poblado sus afectos, su vida más íntima, su familia. Es tal la variedad de caminos explorados que debemos rendirnos ante lo inclasificable de su obra fotográfica y, al mismo tiempo, reconocer que cualquier cliché le haría un traje demasiado estrecho a este creador. Su producción funciona más bien como un diario personal que jalona los acontecimientos de su vida sin distinción, ya sean afectivos o profesionales. Es como si este artista confiara a la imagen toda su capacidad expresiva para cualquier uso, para cualquier técnica o formato, para cualquier forma de comunicación humana.

Para desarrollar un discurso gráficamente coherente con la variedad de su producción, esta exposición traza un recorrido paralelo a su vida, que pretende simultanear pasiones y realidades bajo la guía de su propia mirada.

Chema Conesa

Artista:
Carlos Saura

Comisario:
Chema Conesa

Colaboradores:
Cultural Rioja
La Fábrica
Círculo de Bellas Artes

Carlos Saura fotógrafo. Una vida tras la cámara  Inauguración con Chema Conesa

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Arissa. La sombra y el fotógrafo. 1922-1936

Arissa. La sombra y el fotógrafo. 1922-1936

Arissa

La sombra y el fotógrafo

 

25/05/2015     01/08/2015

1922-1936 es la primera exposición antológica dedicada a Antoni Arissa. Formada por más de 150 fotografías, la muestra continúa el interés de Fundación Telefónica por recuperar y poner en valor archivos fotográficos poco conocidos u olvidados, iniciativa que comenzó con los fondos de la propia Compañía y a la que han seguido proyectos de gran envergadura como los relativos a los fotógrafos Luis Ramón Marín, Josep Brangulí y Virxilio Vieitez.

La exposición que ahora se presenta es el resultado de una exhaustiva labor de investigación y restauración del conjunto de negativos de Arissa por parte de los comisarios de la misma, Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld. Una cuidada selección de fotografías pone de relieve la obra de un autor del que poco se sabe pero todo se descubre en cuanto a la calidad de su producción y su vigencia en el panorama fotográfico de la España de los años veinte y treinta del pasado siglo. Unas imágenes que nos hablan de un fotógrafo de su tiempo, que participa de los avances tecnológicos y las nuevas corrientes artísticas del medio aportando su visión particular a partir de los experimentos realizados en la intimidad de su pequeño taller.

Sus primeros contactos con la fotografía tienen lugar en las excursiones y salidas al campo de las que participa como miembro de un grupo excursionista de su ciudad. Son los tempranos años veinte y el movimiento pictorialista domina la escena y dicta los temas y los procesos, tanto en el momento del disparo, como en el positivado. Arissa no es ajeno a esta corriente y en 1922 funda, junto a Josep Girabalt y Lluis Batlle, la Agrupación Fotográfica Saint-Victor en Sant Andreu, lugar en el que desarrolla toda una serie de imágenes de tipo costumbrista adscritas a esta corriente. 

En esta primera etapa su producción estará dominada por estudiadas escenografías de una Arcadia soñada, en las que hombres y mujeres del campo posan en actitudes pintorescas y una infancia arquetípica tomada de la literatura transita caminos boscosos. Un posterior periodo de transición, con imágenes que, si bien mantienen temáticas pictorialistas, revelan soluciones estilísticas próximas a la modernidad, deja paso a un nuevo tipo de fotografías en las que desaparece el carácter narrativo y se impone la visión conceptual de los objetos.

El proceso creativo de Antoni Arissa culmina a comienzos de los años treinta, momento en el que su mirada cambia, una mirada entrenada en las artes de la tipografía y la impresión, que encuadra, contrapica e ilumina a personas y objetos a la manera de los fotógrafos centroeuropeos de la Nueva Visión. Un modo de ver, en suma, que lo coloca en primera línea de una forma de hacer fotografía inusual en la España de la época.

Se sirve de su entorno más próximo –sus hijas, su casa, el pequeño taller en el jardín-, así como de objetos de uso cotidiano, para desarrollar una experimentación visual que tiende a la abstracción geométrica y al empleo de la sombra como medio expresivo. Arissa es el fotógrafo de los pequeños detalles, que no necesita de grandes acontecimientos ni exóticos lugares para crear composiciones de gran valor, en las que un simple tenedor, unos compases o una venda dejan de ser tales para convertirse en los verdaderos protagonistas de sus fotografías.

Esta exposición se convierte en una oportunidad única para descubrir a fondo el universo creativo de un autor cuyo trabajo de madurez lo convierte en uno de los representantes más destacados de la vanguardia fotográfica española.

Artista:
Antoni Arissa

Colaboradores:
Cultural Rioja

G. Moreda. Abstracción y figuración

G. Moreda. Abstracción y figuración

G. Moreda

Abstracción y figuración

 

16/06/2015     14/05/2015

Desde que a principios del siglo XX Kandinsky llegó a la abstracción, la plástica quedó dividida en dos campos diametralmente opuestos: el arte figurativo y el arte abstracto. De ese antagonismo ideológico no solamente han participado los profesionales de la plástica sino también críticos, galerías, intermediarios del arte y por supuesto el público. El arte no figurativo es sin lugar a dudas el movimiento más importante realizado a partir del impresionismo y también el más polémico.

Lo curioso del caso es que la abstracción es tan antigua como el propio hombre, pues no podemos olvidar a este respecto la obra maestra de la abstracción paleolítica que es la magna pintura de la Cueva del Castillo (Santander) y que el crítico Juan Eduardo Ciclot cita en su bella obra «El espíritu abstracto». La no figuración por lo tanto se ha de mantener a lo largo de la historia y ha de ser siempre fuente de inspiración en toda la historia de la humanidad. Bien es verdad que la abstracción quedará relegada, la mayoría de las veces, a un arte artesanal bien sea en joyas, en adornos, en rellenos y en aditamentos de mil variados objetos, pero ese espíritu abstracto ha de estar presente en todo lo ancho y largo de la historia del arte hasta que abandone esa postura humilde y relegada y pase a su mayoría de edad. Eso se produjo en 1910 y fue el ruso Kandinsky el que se dio cuenta perfectamente de que no era necesario contar con la figuración para que un cuadro fuese bello. Con este paso se habían roto las cadenas que fijaban el arte con lo temático, con lo narrativo y con lo literario para llegar a una desnudez total de la plástica en donde su defensa se encuentre en esos sectores vertebrales sin necesidad de apoyaturas objetivas.

El arte abstracto ha creado una nueva conciencia en el artista actual ya que se busca más lo creativo que lo imitativo y, si bien es verdad que no ha absorbido a la figuración, también es cierto que le ha obligado a buscar, apoyándose en ella, un mundo de creación en donde el artista, atendiendo a la realidad, no la imita simplemente sino que se sirve de ella para expresar su mundo.

Por eso no nos puede extrañar que estén vivos y con mucha aceptación los estilos figurativos que participan más de la creatividad, como el expresionismo, el surrealismo y varios más, e incluso el híper-realismo que busca la realidad muda en esa noble competencia con la máquina de fotografías. Cosa un poco curiosa en nuestros días, se ha dado cuenta de este problema y ha cogido elementos básicos de surrealismo. Todo esto creo que es muy lógico y natural ya que la plástica no tiene por qué reproducir la realidad sin más y el autor darnos una fría lección de un sólido y bien aprendido oficio, sino más bien el abrimos las puertas de su espíritu que, a veces, poco o nada tiene que ver con la realidad que cotidianamente vemos y palpamos. En estos momentos en que el ser humano está sobrecargado de imágenes reales debe buscar en la irrealidad o en una arbitraria realidad. Admiramos más al artista en su creatividad y en su mundo que la perfección con que puede transmitirnos un trozo de esa realidad cotidiana. Desgraciadamente en estos momentos existen personas que se agarran a la realidad fuertemente y juzgan al artista como un simple reproductor de ésta, sin pensar que ese artista no es una máquina, sino más bien un ser humano, cuya alma se encuentra muy por encima de una plasmación meramente objetiva.

El arte no es estático y como todas las cosas de la vida tiene su historia y responde a un momento social, político, económico y étnico, y como tal es un perfecto reflejo de la humanidad presente, pero lo lamentable es que parte de esa sociedad se vea más identificada con épocas anteriores y sean generaciones posteriores las que comprendan ese momento. Ejemplos de esto tenemos muchísimos en toda la historia del arte y esta época no iba a ser una excepción en cuanto a esa comentada incomprensión.

La abstracción, estemos de acuerdo o en desacuerdo con ella, no podemos negar la gran influencia que ha ejercido en las artes, dando una nueva conciencia y unas libertades antes desconocidas.

G. MOREDA

«EL CORREO ESPAÑOL» -El Pueblo Vasco, 9 de mayo l980.

Artista:
Emilio G. Moreda

Colaboradores:
Cultural Rioja

Fotografía:
JPEG Estudio

Abstracción y figuración— G. Moreda